La astrofotografía comprende un campo muy amplio, que va más allá de la preciosa Vía Láctea. Es por ello que en este artículo repasaremos qué objetos del cielo profundo podemos empezar a fotografiar, y cuál es el equipo recomendado para hacerlo. 

Objetos de cielo que se pueden fotografiar para empezar

La astrofotografía de cielo profundo es una rama especializada de la fotografía que implica capturar objetos que están más allá de nuestro Sistema Solar, algo distinto de lo que conocemos como fotografía de paisajes nocturnos donde nuestros protagonistas suelen ser un paisaje de noche y la preciosa Vía Láctea. 

¿Y qué consideramos objetos del cielo profundo? Pues los conocidos como objetos del catálogo Messier, un famoso catálogo que consiste en un listado con 110 objetos del cielo profundo, como por ejemplo:

  • Galaxias. Las galaxias son objetos compuestos por un billón o más de estrellas, difíciles de observar debido a lo lejos que están. Según el esquema de clasificación de Hubble hay varios tipos de galaxias: elípticas, espirales y espirales barradas. Entre ellas la que más te sonará por ser una de las más famosas y fáciles de ver es la Galaxia de Andrómeda o M31, nuestra galaxia vecina más cercana. 
  • Cúmulos de galaxias. Los cúmulos de galaxias pueden estar formados por un puñado de galaxias o hasta mil, que se mantienen unidas por atracción gravitacional mutua. El cúmulo de galaxias más famoso es el que contiene nuestra Vía Láctea, conocido como el Grupo Local. 
  • Nebulosas. Son nubes de gas y polvo en el espacio, y existen tres tipos:
    • Brillante o de reflexión, formadas con luz emitida por una o varias estrellas y reflejada hacia la Tierra por una nube cercana de gas y polvo interestelar. Un ejemplo es la Nebulosa de Orión o M42. 
    • Oscura, franjas oscuras causadas por nubes opacas de gas o polvo superpuestas a un fondo más claro. Un ejemplo  es la Cabeza de Caballo o B33. 
    • De emisión, en las que la luz es emitida por el propio gas que forma la nebulosa. A su vez, hay varios tipos de nebulosos de emisión, entre ellas las planetarias como por ejemplo la Nebulosa del Anillo o M57.
  • Cúmulos estelares. Los cúmulos de estrellas son grupos de estrellas ligeramente unidas por la gravedad, y al igual que con las nebulosas, podemos distinguir hasta tres tipos: asociaciones, abiertos (Pléyades o M45 y Colmena o M44) y globulares (El Cúmulo de Hércules o M13). 

foto por Arnaud Mariat

App’s para encontrar objetos

Conocer el cielo profundo y aprender a identificar los diferentes objetos es un punto importante de nuestro trabajo. ¿Cómo vamos sino a fotografiar algo si no sabemos ni cómo es ni dónde está ubicado? 

Para facilitar este trabajo, existen algunas aplicaciones para nuestros móviles que nos ayudarán a hacerlo. Y ya no solo a través de imágenes y texto, sino a lo que es más fascinante, a través de la realidad aumentada, de manera que colocando el móvil frente al infinito cielo nocturno, nos mostrará en qué zona están ubicados los diferentes objetos. Una herramienta fascinante sin duda.

Algunas de las más destacadas son:

Las mejores condiciones

Andromeda procesada con Art Panel Pro

Por supuesto, también hay una serie de condiciones que si tenemos en cuenta mejorarán la observación de los objetos, y por tanto su captura. 

  • Evita la contaminación lumínica. Ya sabes que este factor es un gran enemigo del fotógrafo nocturno, tanto para capturar vías lácteas como otros objetos del cielo profundo. Es por ello que deberemos alejarnos todo lo que podamos de grandes urbes y su consecuente contaminación lumínica, ya que así conseguiremos imágenes muchísimo más claras. 
  • Consulta la meteorología. Está claro que si hay nubes en el cielo poco podremos ver, así que lo ideal es consultar la meteorología y salir durante las noches en las que el cielo esté despejado.
  • Atmósfera limpia y clara. Como lo oyes, no solo basta que el cielo esté despejado, sino que es fundamental tener en cuenta la calidad del cielo, con parámetros fundamentales como son el seeing y la transparencia. 
    • Seeing. Se refiere a la turbulencia o estabilidad atmosférica, es decir, el efecto distorsionador en la atmósfera sobre los astros, y está relacionado con las corrientes de aire de distinta densidad y temperatura. Es muy importante que el seeing sea bueno, sobre todo si trabajamos con telescopio, ya que en este será más evidente el grado de turbulencia atmosférica, hasta el punto de ver las estrellas a través de él de forma temblorosa y contándonos mucho enfocarlas. Existen dos escalas para medir la calidad del seeing, que son la de Antonia y la de Pickering. Se usan indistintamente, la primera mide de I a V, siendo I perfecto y V pésimo; y la segunda mide del 1 al 10, siendo 1 perfecto y 10 pésimo.
    • Transparencia atmosférica. Lo que hace es indicarnos la claridad o dicho de otro modo, lo limpio que está el cielo. Cuanto mejor sean las condiciones podremos observar de manera más clara objetos del cielo profundo como nebulosas o galaxias. 

En términos generales, el seeing afectará más a la observación planetaria, mientras que la transparencia atmosférica lo hará a la observación del cielo profundo. 

  • Acostumbrate tus ojos a la oscuridad. Puede parecer una tontería, pero nuestros ojos son muy sensibles a los cambios de iluminación, y es por ello que necesitaremos alrededor de los 20 o 30 minutos hasta que nuestra visión se adapte a la oscuridad. Y si necesitas alumbrarte con algo, utiliza una linterna con luz roja que sea tenue, que es la que menos te deslumbrará. 

Equipo necesario

Ahora que ya sabemos un poco más acerca del cielo profundo es el momento de conocer qué clase de equipo necesitamos para poder fotografiarlo. 

La Cámara 

Lo primero de todo y más básico, nuestra cámara. Puede ser una cámara réflex o una sin espejo, que sea capaz de disparar en formato RAW para luego poder trabajar con margen las fotografías en el momento de la edición. 

Por supuesto, cuanto mejor gestione el ruido la cámara, mejores serán los resultados. Pero incluso siendo así. si de verdad decidimos que deseamos profundizar más en este tipo de fotografía y queremos lograr mejores resultados, deberías conocer lo que se llaman “cámaras modificadas”. Estas son las mismas cámaras de las que estamos hablando, solo que se les reemplaza el filtro de corte de infrarrojos para que se pueda captar en las tomas longitudes de onda que son muy útiles en astrofotografía, y así poder captar objetos con nebulosas con tonos rojos. 

Y por otro lado, también existen las cámaras astro CCD refrigeradas, que son sensibles a todas las longitudes de onda de la luz y eso supone una gran ventaja a la hora de realizar astrofotografía. Además estas cámaras cuentan con un sensor refrigerado para que el ruido que produce el calor no llegue a darse.

Dentro de este tipo de cámaras encontramos dos variantes: las monocolor y la de colores. De estas debes saber que las cámaras monocromáticas son las que tienen una mayor sensibilidad a las longitudes de onda y una mayor resolución, y por eso son las que eligen los profesionales para hacer astrofotografía. Eso sí, la imagen resultante no tiene color, para ello deberemos emplear diferentes filtros de banda estrecha que pondremos entre la cámara y el telescopio, y que luego combinaremos en el procesado, con el consecuente aumento de tiempo de exposición que eso supone para realizar una toma. Eso sí, gracias a la nueva versión de Art Panel el procesado será mucho más sencillo como veremos en otro post. 

Una Montura 

El siguiente elemento necesario es una montura motorizada, como por ejemplo puede ser la Star Adventurer o la Celestron Advanced VX. Estas monturas lo que nos permiten es realizar astrofotografías de larga exposición compensando el movimiento de rotación de la Tierra. 

¿Recuerdas cuando hablábamos de fotografiar la Vía Láctea y te decíamos que tuvieras muy presente el tiempo de exposición con el que trabajabas dependiendo de tu equipo? Eso era porque la Tierra gira alrededor de su eje, y si nos pasamos con ese tiempo las estrellas pasaban de verse como puntos a trazas. 

A fin de evitar esto aparecieron estas monturas motorizadas, que ya no solo sirven para fotografiar la Vía Láctea con exposiciones más largas, sino que también nos ayudan a seguir el movimiento que realizan los astros en el cielo nocturno y así poder captarlos utilizando también tiempos de exposición mayores.

¿Y cómo funcionan estas monturas? Pues lo que hay que hacer es alinearla con la estrella polar, para que de ese modo pueda rotar de forma automática a la misma velocidad que la Tierra, pero en dirección contrario claro, así se compensará dicho movimiento. 

Lentes y Telescopios

foto por Zaid Pro

La mayoría de las personas piensan que para poder hacer fotografías del cielo profundo se necesita un telescopio, y no es del todo cierto. Con una focal fija de 85mm, incluso con un sencillo teleobjetivo podemos lograr ya resultados. Y ni siquiera hace falta que sean lentes super luminosas, porque para este tipo de tomas utilizaremos tiempos de exposición largos. 

Eso sí, conforme adquiramos más experiencia seguro que nuestro objetivo (valga la redundancia), es adquirir un telescopio para sacarle mucha más chicha a la foto. Un telescopio no es otra cosa sino un instrumento óptico que nos ayuda a ver más de cerca objetos que están muy lejos, y lo hace gracias a la disposición de lentes y/o espejos. 

Antes de ver cuáles son los tipos de telescopio que hay, conozcamos primero algunos datos importantes sobre estos, como:

  • La apertura. Es el diámetro del objetivo (lente o espejo), y se suele expresar en milímetros o en pulgadas. 
  • La distancia focal. Es la distancia que hay entre el objetivo y el punto en el plano focal en el que convergen los rayos de luz, expresado también en milímetros. Está relacionado con el tamaño del telescopio, y en el caso de los refractores la distancia coincide con la de la longitud del tubo. 
  • La relación focal o razón focal. Es la relación que hay entre la distancia focal y la apertura, también conocido como número f, y que nos indica la luminosidad de un telescopio aplicado a la fotografía. 

Teniendo esto en cuenta, veamos cuáles son los diferentes tipos de telescopios y cuáles son sus principales características. 

  • Telescopios refractores. Son telescopios cuyo sistema óptico está formado por lentes de vidrio que refractan la luz que pasa a través de ellos.  Es el más antiguo de todos, y también se le conoce como galileano. El conjunto de lentes que lo componen captan la luz y la concentran en el foco donde colocaremos el ocular. Estos telescopios pueden presentar defectos de cromatismo, pero tienen una gran calidad óptica para la observación de planetas y estrellas dobles. 
  • Telescopios reflectores. Su sistema óptico está formado por espejos que reflejan la luz que incide sobre ellos. Disponen de un espejo cóncavo situado en el extremo inferior del tubo, que concentra la luz y la dirige hacia un espejo secundario plano más pequeño que está ubicado en la boca del tubo, y que rebota la luz a 45º y la dirige hacia el ocular. El más utilizado es el sistema de Newton, son más voluminosos que los refractores y también menos intuitivos. Pero su apertura suele ser mucho mayor, y eso los convierte en el candidato ideal para la observación de cielo profundo. 
  • Telescopios catadioptricos o también conocidos como Cassegrain. Su diseño combina lentes y espejos para tratar de solventar las carencias de los dos anteriores, convirtiéndose en un todoterreno, pero sin destacar en ninguno de los campos. 

Accesorios necesarios

Por supuesto, el uso de algunos accesorios más es indispensable para que nuestras fotografías del cielo profundo salgan bien. Entre ellos, no pueden faltar:

  • Un trípode estable y resistente, ya que vamos a trabajar con exposiciones muy largas y el más mínimo movimiento podría arruinar la foto. En el caso de emplear monturas pequeñas podremos usar en la mayoría de casos el trípode de una cámara convencional. Pero si la montura ya es más grande, estas vendrán con sus propios trípodes. 
  • Contrapesas de telescopio, para aumentar la estabilidad de la montura y evitar las trepidaciones. 
  • Disparador remoto o intervalómetro para poder programar nuestra cámara para que realice varias tomas seguidas evitando tocarla en todo momento.
  • Tubo guía. Las monturas no son perfectas, y es por ello que utilizar un sistema de autoguiado nos puede ayudar a que el seguimiento sea más perfecto. Lo que hará este sistema es seguir una estrella en el cielo y aplicar pequeñas correcciones en la montura para poder trabajar con precisión incluso con tiempos de exposición más largos. Eso sí, necesitaremos colocar un tubo y una cámara guía, y trabajar con un ordenador. 
  • Buscador de la polar. Un accesorio muy útil que colocaremos sobre la montura y que nos ayudará a localizar la polar y que así la posterior observación sea mucho más sencilla y precisa. 
  • Baterías adicionales y/o fuentes de alimentación, ya que cuando trabajamos con largas exposiciones las baterías de nuestras cámaras se agotarán antes, y conviene llevar de repuesto. Si podemos alimentar la cámara de forma continua mejor, porque así no tendremos que tocarla para nada y evitaremos moverla. Además, si utilizamos una fuente de alimentación no solo podremos alimentar la cámara sino el ordenador, la montura y todo aquello que necesites.
  • Luz frontal roja, para poder configurar nuestro equipo y revisar las capturas sin afectar a nuestra visión o a la toma. 
  • Calentadores para evitar que el rocío empañe la óptica de la cámara o el telescopio, lo cual provocaría imágenes borrosas.

Este es una primera parte, en la segunda veremos como hacer astrofotografía paso a paso 😉

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